En la economía actual hay menos oportunidades y más gente compitiendo por ellas. Diferenciarse pasó de ser un plus a ser cuestión de supervivencia. Cuando logras convertirte en una marca, la gente quiere entrar en contacto contigo, quiere construir proyectos contigo y desea acercarte propuestas. Dejas de buscar clientes, porque los clientes empiezan a buscarte a ti.
En esta nueva economía, tener una marca potente se ha convertido en el centro de la estrategia de ventas. Cuando eres una marca tú ya no vendes: la gente te compra. Y a precios más altos.